viernes, 5 de agosto de 2011

DENTRO Y FUERA

Dentro y Fuera
Por Hermann Hesse
Había una vez un hombre llamado Frederick; se dedicaba a tareas intelectuales y poseía una amplia extensión de conocimientos. Sin embargo, no todos los conocimientos significaban lo mismo para él, ni apreciaba cualquier actividad intelectual. Tenía preferencia por un cierto tipo de pensamiento, desdeñando y detestando los otros. Sentía un profundo amor y respeto por la lógica -ese método admirable- y, en general, por lo que él llamaba "ciencia".
"Dos y dos son cuatro -acostumbraba a decir-. Esto es lo que creo; y el hombre debe construir su pensamiento sobre la base de esta verdad."
No ignoraba, sin duda, que existían otras clases de pensamiento y cultura; pero no los consideraba como "ciencia", y tenía una pobre opinión de ellos. Aunque librepensador, no era intolerante con la religión. La religión estaba fundada en un tácito acuerdo entre científicos. Durante varios siglos su ciencia había abarcado casi todo lo que existía sobre la tierra y era digno de conocerse, con una sola excepción: el alma humana. Con el transcurso del tiempo, se convirtió en costumbre abandonar esta materia a la religión, y permitir sus especulaciones sobre el alma, aunque sin considerarlas seriamente. Según esto, Frederick era también tolerante en lo referente a la religión; no obstante, todo lo que significaba superstición le era profundamente odioso y repugnante. Pueblos lejanos, incultos y retrasados podían recurrir, a ella; en la remota antigüedad podía admitirse el pensamiento místico o mágico; pero con el nacimiento de la ciencia y de la lógica esas anticuadas' y dudosas herramientas carecían de sentido.
Eso es lo que decía y lo que pensaba. Cuando aIgún vestigio de superstición aparecía ante él, se encolerizaba Y sentía como sí hubiese sido atacado por algo hostil.
No obstante, lo que más le irritaba era hallar tales vestigios entre hombres de su propia clase, educados y versados en los principios del pensamiento científico. Y nada le era tan doloroso e intolerable como el concepto escandaloso -que había oído recientemente formulado mulado y discutido incluso por hombres de gran cultura-, la idea absurda de que el "pensamiento científico" no era posiblemente, un hecho supremo, independiente del tiempo, eterno, preordinado e inexpugnable, sino sólo uno de tantos, una transitoria manera de pensar, no impenetrable al cambio y a la decadencia. Esa creencia irreverente, destructiva y venenosa se extendía; ni el propio Frederick era capaz de negarlo; había surgido al azar como resultado de la angustia originada en todo el mundo por la guerra, la revolución, y el hambre, a la manera de un aviso, como espiritual escritura de una blanca mano sobre un blanco muro.
Mientras más sufría Frederick por la existencia de esa idea y por lo profundamente que lograba afligirle, más apasionadamente la atacaba, tanto a ella como a aquéllos a quienes sospechaba sus secretos defensores, Hasta entonces sólo muy pocas personas verdaderamente cultivadas habían proclamado abierta y francamente su fe en la nueva doctrina, que parecía destinada, de lograr difusión y fuerza, a destruir todos los valores espirituales sobre la tierra y a provocar el caos. Pero la situación no había llegado aún a tal extremo, y los dispersos mantenedores, eran tan pocos en número, que cabía considerarlos como casos singulares y excéntricos, elementos peculiares. Pero una gota del veneno, una emanación de esa idea, podía ser percibida en cualquier momento. De un modo u otro podían surgir entre el pueblo y los medios cultivados una serie de nuevas doctrinas esotéricas, con sus sectas y discípulos; el mundo estaba lleno de ellas, por doquier se veía amenazado por la superstición, el misticismo, los cultos espirituales, y otras fuerzas misteriosas, a las cuales era necesario combatir, pero la ciencia, por un particular sentimiento de debilidad, les había concedido hasta el presente vía libre.
Un día, Frederick visitó a uno de sus amigos, con quien frecuentemente había investigado. Hacía algún tiempo desde la última vez que le vio. Mientras iba, subiendo por la escalera de la casa, intentó recordar cuándo y dónde había estado por última vez en compañía de su amigo, pero, aunque se enorgullecía de su excelente memoria, no lo conseguía. Imperceptiblemente molesto y malhumorado, mientras aguardaba ante la puerta de su amigo, intentó liberarse de esta sensación.
Apenas había saludado a Erwin, su amigo, cuando advirtió en su cordial semblante una cierta, aunque reprimida sonrisa, que le pareció advertir por primera vez. Apenas vio aquella sonrisa, en cierto modo burlona u hostil pese a su apariencia amistosa, recordó inmediatamente lo que estuvo buscando infructuosamente en su memoria, su último y anterior encuentro con Erwin. Recordó que se habían separado sin haber discutido, desde luego, pero con una sensación de discordia interna y disgusto, porque Erwin, había prestado entonces muy escaso apoyo a sus ataques contra los dominios de la superstición.
Era extraño. ¿Cómo podía haber olvidado aquello por completo? Comprendió también que ésa era la única razón de haber evitado a su amigo durante tanto tiempo, simplemente ese descontento, y que desde el principio había sido consciente de ello, aunque se inventó una multitud de excusas para el repetido aplazamiento de esta visita.
Ahora se enfrentaban el uno al otro; Frederick sintió que la pequeña grieta de aquel día había experimentado un tremendo ensanchamiento. Intuyó que algo fallaba entre él y Erwin, que hasta entonces siempre estuvo presente, un aura de solidaridad, de espontánea comprensión de afecto incluso. Ahora existía un vacío. Se saludaron; hablaron del tiempo, de sus conocidos, de su salud y -Dios sabe por qué- a cada palabra Frederick tuvo la molesta sensación de que no comprendía bien a su amigo, de que Erwin no le conocía realmente, de que sus palabras estaban errando el blanco, de que no era posible hallar ninguna base común para una verdadera conversación. Con mayor motivo por cuanto Erwin exhibía aún en su rostro aquella amistosa sonrisa, que Frederick estaba empezando casi a odiar.
Durante una pausa en la laboriosa conversación, Fredcrick miró en torno suyo al estudio que conocía tan bien y vio una hoja de papel clavada con un alfiler en la pared. Esta imagen le conmovió extrañamente despertando antiguos recuerdos: hacía mucho tiempo, en su s años de estudiante, Erwin tenía ese hábito, a veces, para conservar el dicho de un pensador o el verso de un poeta frescos en su mente. Se levantó y se dirigió hacia la pared para leer el papel.
Allí, en la bella escritura de Erwin, leyó las siguientes palabras: "Nada está fuera, nada está dentro; pues lo que está fuera está dentro".
Pálido, permaneció inmóvil durante un momento. ¡Allí estaba! ¡Eso era lo que temía! En otra ocasión habría ignorado aquella hoja de papel, la habría tolerado caritativamente como una genialidad, como una debilidad inocente a la que cualquiera estaba expuesto, quizá como un frívolo sentimentalismo que pedía indulgencia. Pero ahora era diferente. Sintió que esas palabras no habían sido escritas por un fugaz impulso poético; no era por capricho que Erwin hubiera vuelto después de tantos años a la práctica de su juventud. ¡Aquella frase era una confesión de misticismo!
Lentamente se volvió para mirarle al rostro, cuya sonrisa era de nuevo radiante.
-¡Explícame esto! -exigió.
Erwin hizo un gesto afirmativo con la cabeza, lleno de amistad.
-¿Nunca has leído este dicho?
-¡Naturalmente! -gritó Frederick-. Claro que lo conozco. Es misticismo, es gnosticismo. Quizá sea poético, pero... ¡De todas formas, explícamelo, y dime por qué lo has puesto en la pared!
-Con mucho gusto -dijo Erwin-. El dicho es una primera introducción a una epistemología que he estado investigando últimamente, y que me ha proporcionado ya muchas satisfacciones.
Frederick reprimió su arrebato. Preguntó:
-¿Una nueva epistemología? ¿Qué es? ¿Cómo se llama?
-¡Oh -contestó Erwin-, únicamente es nueva para mí. Es ya muy antigua y venerable. Se llama magia.
La palabra había sido pronunciada. Asombrado y sobrecogido por tan cándida confesión, Frederick, comprendió con un estremecimiento, que se hallaba enfrentado cara a cara con el archienemigo, en la persona de Erwin. No sabía si estaba más cerca de la rabia o de las lágrimas; le poseía un amargo sentimiento de irreparable pérdida. Durante una larga pausa permanecio callado.
Luego, con tina pretendida decisión en su voz, atacó:
-¿Así que deseas ahora convertirte en un mago?
-Sí -contestó Erwin sin vacilar.
-Una especie de aprendiz de brujo, ¿eh?
-Ciertamente.
Hubo tanta quietud que podía oírse el tic?tac de un reloj en la habitación contigua.
Frederick agregó después:
-Esto significa que abandonas toda relación con la ciencia seria, y por lo tanto toda relación conmigo.
-Espero que no sea así -Contestó Erwin-. Pero si no hay otro remedio, ¿qué puedo hacer?
-¿Qué puedes hacer? -estalló Frederick-. ¡Toma, rompe, rompe de una vez por todas con esa puerilidad, con esa vil y despreciable creencia en la magia¡ Eso puedes hacer, si deseas conservar mi respeto.
Erwin sonrió un poco, aunque también su alegría se había desvanecido.
-Hablas como si... -Murmuró, tan suavemente que a través de sus quedas palabras la irritada voz de Frederick aún parecía resonar por toda la habitación-, hablas como si eso estuviese dentro de mi voluntad, como si me quedara elección, Frederick. No es ése el caso. No tengo, ninguna elección. No fui yo quien escogió la magia: ella me escogió a mí.
Frederick suspiró, profundamente.
-Entonces, adiós -dijo hastiadamente, y se levantó, sin ofrecerle su mano.
-¡Así,no¡ -exclamó Erwin-. No debes separarte de mí de ese modo. Imagina que uno de nosotros yace en su lecho de muerte -¡y en verdad que así es!-, y que debemos decirnos adiós.
-¿Pero quién de nosotros va a morir, Erwin?
-Hoy probablemente yo, amigo mío. Cualquiera que desee nacer de nuevo, debe estar preparado para morir.
Una vez más Frederick se dirigió a la hoja de papel y leyó el dicho.
-Muy bien -admitió al fin-. Tienes razón, no sirve para nada separarnos con ira. Haré lo que deseas; imaginaré que uno de nosotros se está muriendo. Antes de irme, quiero pedirte una última cosa.
-Me alegro -repuso Erwin-. Dime, ¿qué atención puedo demostrarte en nuestra despedida?
-Repito mi primera pregunta, y ésta es también mi petición: explícame ese dicho lo mejor que puedas.
Erwin reflexionó un momento y luego dijo:
-Nada está fuera, nada está dentro. Conoces el significado religioso de esto: Dios está en todas partes.
Está en el espíritu, y también en la naturaleza. Todo es divino, porque Dios es todo. Antiguamente esto recibía el nombre de panteismo. En lo que concierne al signi. ficado filosófico, estamos acostumbrados a separar el dentro del fuera en nuestro pensamiento; sin embargo, esto no es necesario. Nuestro espíritu es capaz de superar los límites que hemos fijado para él, en el Más Allá. Más allá del par de antítesis que constituye nuestro inundo, comienza un nuevo y diferente conocimiento... Pero, mi querido amigo, debo confesarte que, desde que mi pensamiento ha cambiado, ya no existen para mí palabras ambiguas ni dichos: cada palabra tiene decenas, centenares de significados. Y ahí empieza lo que temes... la magia.
Frederick. frunció las cejas y estuvo a punto de interrumpirle. Pero Erwin le miró de forma desarmante y continuó, hablando más distintamente:
-Déjame darte un ejemplo. Llévate algo mío, cualquier objeto, y examínalo un poco de cuando en cuando. Pronto el principio del dentro y el fuera te revelará uno de sus muchos significados.
Dio una ojeada en tomo a la habitación, tomó una pequeña estatuilla de arcilla de un anaquel, y se la dio a Frederick, diciendo:
-Toma esto como regalo de despedida. ¡Cuando este objeto que coloco en tus manos cese de estar fuera de ti y está dentro de ti, ven a mí de nuevo! ¡Pero si permanece fuera de ti, tal como está ahora, para siempre, entonces esta separación tuya de mí será también para siempre!
Frederick quiso hablar todavía, pero Erwin tomó su mano, la estrechó, y se despidió de él con una expresión que no admitía réplica.
Frederick se retiró; descendió la escalera (¡qué largo le pareció el tiempo desde que la había subido!); se dirigió a través de las calles a su casa, perplejo y angustiado, con la pequeña figura de barro en la mano.
Se detuvo frente a su morada, apretó fieramente el puño sobre la estatuilla durante un momento, y sintió un irresistible impulso de romper el ridículo objeto contra el suelo. Nunca se había sentido tan agitado, tan movido por emociones antagónicas.
Buscó un lugar para el obsequio de su amigo, y puso la figura en la parte superior de un estante de su librería. Por el momento la dejó allí.
Ocasionalmente, según fueron pasando los días, la miró, meditando sobre ella y sus orígenes, considerando el. significado que tan disparatado objeto iba a tener, para él. Se trataba de una pequeña figura que representaba un hombre, o un dios, o un ídolo , con dos rostros, como el dios, romano Jano, modelada más bien toscamente en arcilla y cubierta con un tostado y algo. cuarteado barniz. La pequeña imagen tenía un aspecto grosero e insignificante; no era desde luego una obra griega o romana; probablemente se trataba del trabajo de alguna raza inferior y primitiva de Africa o de los Mares del Sur. Los dos rostros, que eran exactamente iguales, mostraban una sonrisa apática, indolente y débilmente burlona; el pequeño gnomo prodigaba su estúpida sonrisa de modo en especial desagradable?.
Frederick no pudo acostumbrarse a la figura. Le resultaba totalmente inestética y ofensiva, se interponía en su camino, le turbaba. Ya al día siguiente la tomó para dejarla sobre la estufa, y pocos días después la trasladó a un aparador. Pero una y otra vez aparecía en el campo, de su visión, como si le estuviese imponiendo su presencia; se reía de él fría y estúpidamente, se daba tono, exigía atención. Tras unas cuantas semanas la puso en la antecámara, entre las fotografías de Italia y los recuerdos triviales que jamás miraba nadie. Ahora, al menos, sólo veía al !dolo al entrar o al salir pasaba junto a él rápidamente, sin prestarle atención. Pero, también allí el objeto le fastidiaba, aunque no quiso admitirlo.
Con aquel juguete, con aquella monstruosidad de dos caras, la vejación y el tormento habían entrado en su vida.
Un día, meses más tarde, regresó de un corto viaje. Emprendía ahora tales excursiones de cuando en cuando, como si algo le empujase secretamente. Entró en su casa, atravesó la antecámara, fue saludado por la criada, y leyó las cartas que le aguardaban. Pero seguía intranquilo, como si hubiera olvidado algo importante; ningún libro te tentaba, ningún sillón era cómodo. Empezó a torturar su mente, ¿cuál era la causa? ¿Había descuidado algo importante? ¿Comido algo que pudiese trastornarle? Al reflexionar, descubrió que esta sensación de inquietud había aparecido al entrar en el apartamento. Volvió a la antecámara e involuntariamente su primera mirada buscó la figura de arcilla.
Un extraño terror se, apoderó de él al no ver al ídolo. Había desaparecido. No estaba. ¿Se habla marchado caminando con sus pequeñas piernas de barro? ¿Había volado? ¿Desapareció por artes mágicas?
Frederick recobró la calma, y sonrió ante su nerviosismo. Luego empezó a buscar tranquilamente por toda la habitación. Al no encontrar nada, llamó a la criada. Parecía turbada, y admitió en seguida que se le había caído el objeto mientras limpiaba.
-¿Dónde está?
Ya no estaba en ninguna parte. Tan sólido, como aparentaba ser el pequeño objeto; ella lo tuvo a menudo en sus manos. Sin embargo, se había roto en mil pedazos. Llevó los fragmentos a un taller, donde simplemente se rieron de ella. Luego los había tirado.
Frederick despidió a la criada. Sonrió. Se sentía contento. ¡Qué poco le importaba el ídolo! La abominación había desaparecido; ahora tendría paz. ¿Por qué no habría deshecho el objeto a golpes desde el?primer día? ¡Cómo había sufrido todo aquel tiempo! ¡De qué forma indolente, extraña, astuta, perversa, diabólica le había sonreído el ídolo! Ahora que había desaparecido, podía admitir la verdad: había temido verdadera y sinceramente a aquel dios de barro. ¿No era el emblema él símbolo de todo cuanto le era repugnante e intolerable de todo cuanto reconoció siempre como pernicioso, hostil, y digno de supresión, un estandarte de todas las supersticiones, de todas Ias tinieblas, de toda coerción de la conciencia y el espíritu? ¿No representaba horrible fuerza que se siente a veces bramando en las entrañas de la tierra, ese lejano terremoto, esa próxima extinción de la cultura, ese naciente caos? ¿No le había robado aquella despreciable figura a su mejor amigo, es más, no robado, sino convertido en enemigo? Ahora el objeto había desaparecido. Desvanecido. Roto en mil pedazos. Acabado. Era mucho mejor que si lo hubiera destruido por sí mismo.
Eso pensó, o dijo. Y volvió a sus asuntos como antes.
Pero la maldición persistió. Justamente cuando habla conseguido acostumbrarse más o menos a aquella ridícula figura, precisamente cuando verla en su lugar habitual en la mesa de la antecámara se le había hecho gradualmente familiar y nada importante, era cuando su ausencia empezó a atormentarle. Sí, la echaba a faltar cada vez que cruzaba aquella estancia; veía constantemente el espacio vacío donde había estado, y el vacío emanaba de aquel lugar y llenaba la habitación entera.
Malos días y peores noches empezaron para Frederick. Ya no podía atravesar la antecámara sin pensar, en el ídolo de las dos caras, sin echarlo a faltar; sintiendo que sus pensamientos estaban unidos a él. Una, agónica obsesión creció en su interior. Y no era simple. mente al cruzar aquel cuarto cuando se sentía prisionero de su obsesión. De la misma forma en que el vacío y la desolación irradiaban del ahora vacío lugar en la mesa de la antecámara, aquella idea obsesiva irradiaba dentro de él, empujaba todo lo demás a un lado, enconándole y llenándole de extrañeza y desolación.
Una y otra vez imaginó la figura con suma claridad, para demostrarse a sí mismo lo absurdo de afligirse por su pérdida. Pudo verla en toda su estúpida fealdad y barbarie, con su vacua pero astuta sonrisa, con sus dos caras; impulsado como por una coacción, lleno de odio y con la boca torcida, se descubrió a sí mismo intentando reproducir aquella sonrisa. Le incomodaba la duda de si las dos caras eran en realidad exactamente iguales. ¿No tenía una de ellas, quizá simplemente por una pequeña aspereza o cuarteo en el barniz, una expresión algo distinta? ¿Algo raro? ¿Algo enigmático? ¡Qué peculiar era el color de aquel barniz ! El verde, y el azul, y el gris, pero también el rojo, se mezclaban en él, un barniz que ahora hallaba a menudo en otros objetos, en una reflexión del sol de la ventana o en los reflejos ,de un húmedo pavimento.
Cavilaba mucho sobre aquel barniz, incluso por la noche. Le extrañó igualmente lo extraña. rara, malsonante, poco Familiar, casi maligna que era la palabra "barniz". La analizó; Regó hasta invertir el orden de sus, Jetras. Entonces lela "zinrab". Pero, ¿de dónde demonios tomaba su sonido aquella palabra? Conocía la palabra "zinrab", por supuesto que sí; además, era una palabra hostil y mala, una palabra con perversas e inquietantes implicaciones. Durante mucho tiempo le atormentó esa pregunta. Finalmente dio con la respuesta: "zinrab" le recordaba un libro que había comprado y leído hacía muchos años durante un viaje, y que le había aterrado, atormentado, pero fascinado secretamente; se titulaba Princesa Zinraka. Era como una maldlción: todo lo relacionado con la estatuilla -el barniz, el azul, el verde, la sonrisa- significaba hostilidad, eran sinónimos de torturas y venenos. ¡De qué forma tan peculiar en otro tiempo Erwin, su amigo, había sonreído mientras ponía el ídolo en su mano ! Una forma muy peculiar, muy significativa, muy hostil.
Frederick resistió valientemente -y muchos, días no sin éxito- la tendencia obsesiva de sus pensamientos. Presentía el peligro claramente: ¡volverse loco! No, era mejor morir. La razón es necesaria, la vida no. Y se le ocurrió que quizá eso era la magia, que Erwin, con la ayuda de aquella figura, le había encantado en cierto modo, y que debería sucumbir en un sacrificio como el defensor de la razón y la ciencia contra aquellos funestos poderes, Sin embargo, de ser as!, si eso era posible, la magia existía, la hechicería existía. ¡No, mejor era morir!
Un doctor le recomendó paseos y baños. A veces, en busca de distracción, pasaba la noche en una posada. Pero no le sirvió de nada. Maldecía a Erwin y se maldecía a sí mismo.
Una noche, como solía hacer ahora con frecuencia, se retiró temprano y estuvo inquieto en la cama, imposibilitado de dormir. Se sentía indispuesto e intranquilo. Deseaba meditar, deseaba hallar tranquilidad, decirse cosas reconfortantes, tranquilizadoras, frases de recta serenidad y claridad. "Dos y dos son cuatro". Nada vino a su mente; en un estado casi de delirio musitó sonidos y sílabas para sí. Gradualmente las palabras se formaron en sus labios, y varias veces, sin comprender su ?significado, repitió la misma frase para sí, como si hubiese tomado forma en él de algún modo. La murmuró una y otra vez, como si absorbiese una droga, como si en ella buscase a tientas su camino hacia el sueño que le eludía en el estrecho sendero que bordeaba el abismo.
Pero súbitamente, al levantar un poco la voz, las palabras que estaba musitando penetraron en su conciencia. Las conocía: "¡Sí, ahora estás dentro de mí!" E instantáneamente comprendió. ¡Supo lo que significaban, que se referían al ídolo de arcilla, que entonces, en aquella hora gris de la noche, se había cumplido puntual y exactamente la profecía que Erwin le había hecho un espantoso día, que la figura que sostuvo desdeñosamente en sus dedos ya no estaba fuera de él sino dentro de él! "Pues lo que está fuera está dentro".
Incorporándose de un salto, experimentó como si le estuvieran haciendo una transfusión de hielo y fuego. El mundo vacilaba a su alrededor, los planetas le miraban fija y alocadamente. Encendió la luz, se puso algunas ropas, abandonó su casa y corrió en plena noche hacia,la de Erwin. Vio una luz encendida en la ventana del estudio que conocía tan bien; la puerta de la casa ,estaba abierta: todo parecía estar esperándole. Subió precipitadamente la escalera. Penetró con paso inseguro ,en el estudio de Erwin, y se apoyó con temblorosas manos sobre la mesa. Erwin se hallaba sentado junto a la lámpara, bajo su suave luz, pensativo y sonriente.
Cortésmente Erwin se puso en pie.
-Has venido. Eso está bien.
-¿Has estado esperándome? ?preguntó Frederick.
-He estado esperándote, como sabes, desde el momento en que te fuiste de aquí con mi pequeño obsequio. ¿Ha sucedido lo que dije entonces?
-Ha sucedido -admitió-. El ídolo está dentro de mí. Ya no puedo soportarlo más.
-¿Puedo ayudarte? -preguntó Erwin.
-No Io sé. Haz lo que quieras. ¡Explícame más acerca de tu magia. Dime si el ídolo puede salir de mí otra vez.
Erwin puso su mano sobre el hombro de su amigo. Le condujo hacia un sillón y le obligó a sentarse en él. Luego dijo cordialmente, en un casi fraternal tono de voz:
-El ídolo saldrá de ti otra vez. Ten confianza en mí. Ten confianza en ti mismo. Has aprendido a creer en él. ¡Ahora aprende a amarlo! Está dentro de ti, pero continúa muerto, es aun un fantasma para ti. ¡Despiértalo, háblale, pregúntale! ¡Pues es tú mismo! ¡No le odies, no le temas, no le atormentes! ¡Cómo has atormentado a ese pobre ídolo, que sin embargo eras tú mismo! ¡Cómo te has atormentado a ti mismo!
-¿Es ése el camino de la magia? -preguntó Frederick. Se hallaba profundamente hundido en el sillón, como si hubiera envejecido, y su voz era débil.
-Ese es el camino -contestó Erwin-, y quizá has dado ya el paso más difícil. Has hallado por experiencia que el fuera puede convertirse en el dentro. Has estado más allá del par de antítesis. ¡Te pereció el infierno; aprende ahora amigo mío, qué es el cielo!. Porque es el cielo el que te espera. Mira, esto es la magia: intercambiar el fuera y el dentro o, no por el impulso, ni con la angustia, como tú lo has hecho, sino libremente, voluntariamente. Llama al pasado, llama al futuro: ¡ambos se hallan en ti! Hasta hoy has sido el esclavo del dentro. Aprende a ser su dueño. Eso es la magia.

LA ULTIMA TANGENCIALIDAD

Vemos el límite con nuestros límites así como en la agonía vemos con claridad la realidad.¿Quién agonizaba en la época de Leizbnit el descubridor del dy/dx ,de la tangente como muerte de la secante?.

Mas allá del umbral entrópico no hay punto de retorno,así también mas allá de la última tangencialidad no hay pensamiento tangencial.

El límite de la sostenibilidad ambiental del planeta es un umbral que podemos evitar,pero este límite visualizado por la tangencialidad es un límite relativo a la tangencialidad humana.
¿Por qué tendríamos los seres humanos que ocupar un lugar privilegiado en el universo y existir siempre eternamente?
Somos una forma de energía que ineluctablemente se transformará en otra y esta visión es la ultima tangencialidad

GENESIS DE LA SALSA

GÉNESIS DE LA SALSA
POR OBATALA PADRE
Sobre el origen de la salsa en primer lugar se ha venido planteando un debate intrascendente ya que no aporta nada para esclarecer su origen, se trata de la disputa sobre la paternidad del término “salsa”.
Se arranca desde la decada del 50 con “Echale salsita” de Ignacio Piñeiro y después de una larga lista de usos del término salsa, se termina en 1973 con el álbum salsa de Larry Harlow del sello disquero fania.
En esta estéril polémica cubanos, puertorriqueños y venezolanos se disputan el uso por primera vez del término salsa. En la disputa se pierde de vista que el término fue usado en diversos contextos con diferentes significados ya que texto y contexto están íntimamente relacionados.

Lo que interesa y muy significativo es la situación histórica concreta cuando el término salsa expresa específicamente un tipo de música, ritmo, genero o subgénero musical.

En los procesos creativos musicales no importa el nombre.

La originalidad de la salsa consistió en crear una nueva sonoridad que todavía no tenía nombre. El nombre es indiferente y es lo que menos importa, pero a la gente le gusta más saber el nombre de las cosas que saber la esencia de las cosas.

Supongamos que se hubiera escogido el nombre “cubason” ,el resultado hubiera sido el mismo, estuviéramos en estos momentos discutiendo sobre el “Cubason” y los detractores de la salsa serian hoy los impugnadores del “cubason” argumentando que el “cubason” no es más que el son cubano disfrazado de “Cubason”.

El término”salsa” adquiere plenamente el sentido de “Salsa” como una música especifica, cuando esta música es “presentada” con la nueva sonoridad. Tal “presentación” tiene carácter histórico.

Ahora bien, ”presentada” significa traída hacia adelante, eso que antes no era, ahora es ,lo que sí estamos seguro es que no era bugalú ni pachanga, tampoco rock ni funk latino ni latin jazz ni son montuno los ritmos de la década del 60 , era salsa.

La salsa surge a partir del instante en que una clase de música adquiere consistencia objetiva, se cristaliza y denota significación social. Es decir, se ha constituido, creado un género musical con una significación y contenido nuevos.

Y constituido es ser parte integral, estructural, no accidental, no añadido mecánico de retazos de música cubana.

Por otra parte, y si hay que reconocerlo, que como toda música nueva, la salsa no procede de la nada, históricamente tiene fuerte influencia de los ritmos afro caribeños y en especial del son cubano, pero no es correcto reducir la salsa al son porque también esta arreglada, aunque con menor magnitud, con influencias del jazz, R&B, el soul y el rock’n roll

Vamos a escuchar un tema del año 1963 donde ya se estaba cristalizando el sonido salsero, se trata de “Lo que traigo es sabroso” de Eddie palmieri con su banda la Perfecta,
Esta banda ha sido considerada como prototipo de la salsa por tener el más fuerte de los sonidos, tanto es así que fue llamada como la banda del sonido elefante, su formato también es conocido como trombanga en una perfecta armonía de trombones con flauta. Es importante aclarar que este formato tiene antecedentes cubanos de los años 50 y 60 con Elio Revé y los los Van Van de cuba que combinan también flauta y violines con el trombón.

Escuchemos lo que traigo es sabroso
(Pista 1)
(Cortina 2-cortina 3)

Regresemos al Spanish Harlem y al Bronx .Un análisis más concienzudo de los hechos a partir de una musicología no icónica que tiene en cuenta los procesos socio-culturales que posibilitaron el surgimiento de la salsa nos llevaría a lo siguiente:

La salsa se venía gestando desde hace varios años.

La contribución al origen por muchas por personas es innegable.

Es imposible determinar el momento exacto en que la salsa tomo su forma definitiva, es decir se hace reconocible como tal.

La mayoría de los musicólogo coinciden que la salsa se origino entre el final de los años sesenta y los principios del setenta.

El álbum de sello fania Salsa de Larry Harlow de 1973 no es el primer tema ni álbum salsero.

La utilización del término “salsa” por el monopolio disquero fania es una movida publicitaria y pierde toda su suntuosidad y trascendencia para explicar el origen de la salsa. Aquí es preciso hacer una aclaración que consideramos fundamental para comprender el fenómeno salsa. El monopolio de una mercancía (música estilo salsa) es diferente a la creación de la mercancía.

Razón tienen quienes afirman que “salsa” es un rótulo comercial. ¿Acaso no estamos analizando la génesis de una mercancía? .La música como mercancía no escapa en ningún país incluido Cuba a las leyes del capital.
Aquí también no se nos debe olvidar el capital de Marx.

Casi toda música afro caribeña es susceptible de ser “salseada”, pero no toda música popular afro caribeña es salsa.

La verdadera historia de la salsa está detrás de los hechos históricos-musicales, o lo que es lo mismo, detrás de la época dorada del monopolio Fania y sus iconos salseroso está la época dorada de la salsa .El “gran músico” es producto de una realidad musical.

Continuando con el origen de la salsa.Muchos músicos cubanos insistían en que la salsa no existía, sino que era el son cubano disfrazado con propósitos comerciales, de echo, en Cuba, durante varios años se dijo que la salsa era una maniobra imperialista para apropiarse de la música cubana.

Pero la salsa crearía un impacto mundial que para muchos musicólogos terminaría dándole legitimidad. Actualmente el gobierno cubano, la musicología cubana y los músicos cubanos han aceptado la existencia de la salsa. La pelea cubana contra la salsa ha sido superada.

Ahora vamos a escuchar otro tema que consideramos como una distención musical entre estados unidos y cuba .En efecto, la Fania All Stars fue invitada a cuba en el año 1979 al Havana Jam un festival musical que se realizó en el teatro Carlos Marx de la Habana y donde participo también Irakere y la orquesta Aragón.
El propósito del evento era un intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos ya que participaron bandas de salsa rock y jazz
Se cuenta que cuando le tocó el turno a la Fania algunas personas abandonaron el auditorio otras permanecieron ahí hasta el final.
Resultado: La Fania fue invitada nuevamente a participar en en1981 al festival cubano de Varadero.

Escuchemos el tema “Juan Pachanga” (pista 2)
Habana jam 1979
Ruben Blades
(Cortina 2 cortina 3)

La musicología latinoamericana ha abordado la salsa con diferentes perspectivas donde se han dilucidado ya la mayoría de los tópicos candentes de la salsa. El problema es que, en América Latina, música popular denota, por un lado, oralidad, tradición y comunidad y, por el otro, mediatización, innovación y masividad. Esto requiere expertos en musicología.

Otro problema sobre la salsa es que proliferan estudios sin rigor científico que son la causa de confusiones conceptuales. A menudo los musicólogos aficionados copian al pie de la letra los conceptos fuertemente cargados de ideología y términos ya revaluados de la musicología tradicional occidental para ser insertados en el discurso musicológico nacional, regional y local.

Como señala Martí:
“La gran mayoría de los discursos musicológicos que consideran
Exclusivamente aspectos estructurales-formales, no nos dicen nada sobre cómo funciona la música dentro de la sociedad, ni nos puede dar ninguna comprensión de cómo estas categorizaciones sociales colaboran en la construcción de las realidades sociales que la música coadyuva a generar” (Martí, 2000).

Con una perspectiva cargada de lugares comunes de la vieja musicología, se puede mirar a la salsa sin darse cuenta con la mirada etnológica ya superada en los estudios etnomusicológicos modernos.

En segundo lugar se ha planteado el debate sobre si la salsa es original y se diferencia lo suficiente del son cubano como para otorgarle una nueva categoría de ritmo, un subgénero, género o movimiento social y musical .

Cesar Miguel Rondón afirma que la salsa jamás pretendió eregirse como un ritmo específico sino todo lo contrario: “Si la salsa ha de ser la música que representa la convergencia del barrio urbano, pues entonces ella ha de asumir la totalidad de los ritmos que acudan a esa convergencia”.

Antes de seguir adelante es importante hacer un resumen sobre El concepto de género como categoría musical.

Rubén López Cano señala que una de las teorías sobre el género musical más influyentes en los estudios de música popular urbana es la propuesta por Franco Fabbri (1981 y 2002).

Según Fabbri, El género musical es un conjunto de hechos musicales reales o posibles, cuyo desarrollo está gobernado por un conjunto definido de normas socialmente aceptadas.

Otras características de los géneros han sido señaladas por los estudiosos:

-1 Permiten Establecer Taxonomías a la manera de las clasificaciones de las especies botánicas, en función de ciertas semejanzas y diferencias.

-2 .El género musical puede ser más una categoría del discurso que un rasgo intrínseco a la propia música. Bastará que para un conglomerado de habitantes de una región, una determinada práctica musical tenga sentido para ellos, los identifique y les sea útil, para que la consideren su género musical.

- 3 La idea de género se presenta como una construcción social, una pieza móvil a las necesidades de un grupo.

-4 Además, como tambien señala Rubén López Cano: “Pueden ser más relevantes, musicológicamente hablando, el por qué y el para qué de las taxonomías, que las propias taxonomías”.

-5 Son las comunidades musicales las que “deciden” las normas de un género, las que las cambian esas normas, las que les dan nombre.

-6 Son categorías abiertas, flexibles y borrosas que requieren ser re postuladas continuamente.

-7 La clasificación como género o no género lleva consigo la marca del interés de quien hace la clasificación.

- 8 Existen géneros musicales que han emergido pese a poseer sólo un mínimo de transformaciones estructurales con respecto a géneros anteriores.

La característica anterior es aplicable a la salsa.
En términos de estructuras musicales, la salsa ya existía como son cubano antes de que se le reconociera como género autónomo.

- 9 En estos casos, la constitución de un nuevo género se fundamenta directamente en procesos de apropiación y resignificación potentes. Es el caso de la salsa .

Sobre estas significaciones descansa la postulación de la salsa como género. .

Se trata, obviamente, de una diferencia fundamental de perspectiva para el abordaje de los géneros musicales y con la que me identifico porque ahí estaría la justificación el porqué la comunidad musical del Harlem español y el sur del Bronx ,es decir, el barrio llamó género musical a la salsa. Vemos entonces que el género es una construcción social.

- 10 Interesa menos los taxa científico que insisten en una clasificación “científica” de un fenómeno social como la música, porque son las mismas comunidades las que la clasifican por su cuenta la música.

-11 Señalan además los estudiosos Que con la introducción de la perspectiva Histórica en los estudios se demostró que los géneros musicales “no eran más que modalidades diversas de expresión inevitablemente ligadas a las circunstancias culturales”, con lo que la posibilidad de establecer una clasificación de la música basada en las lógicas de inclusión por géneros ha sido abandonada.

Por último me parece que el enfoque de la salsa como movimiento social es el que más ha tenido aceptación quizás debido a esa característica fundamental de la música que es expresar y construir identidad de un grupo.
La salsa fue una forma de hacer música y un movimiento social reivindicador de la identidad latina en el getto de Nueva york.

Escuchemos Un tema donde se expresa esa identidad
Imágenes latinas (pista 3)
Conjunto Libre
Álbum :Los lideres de la salsa
(cortina 2 cortina 3)

Algunos musicólogos han encontrado paralelismo entre las polémicas generadas por la salsa y la timba cubana en el sentido que la timba es también una forma de hacer música diferente a la antigua usanza como lo hace Buenavista social club.

Leonardo Acosta, basándose en las clases magistrales que diera el maestro Armando Romeu en los años 70, resume las contribuciones de la salsa a la música popular los siguientes aspectos específicos:
La manera de tocar y combinarlos instrumentos de percusión, los montunos del piano, los bajos, los arreglos y formatos orquestales, las voces (inflexiones vocales,
improvisaciones y estribillos), los movimientos escénicos y los textos cantados.

Muchos estudiosos están de acuerdo en que gracias a la salsa, se le puso un dique al avance avasallador del rock, que amenazaba con estandarizar la música popular del mundo entero.

Personalmente me siento identificado con esta perspectiva de la salsa.


Escuchemos un tema donde se hace una parodia de las chicas y chicos que les gusta el rock y sobre todo se llama a la unidad latina en las diferencias.

Plástico (pista 4)
Ruben Blades

(Cortina 2)( cortina3)

Otro hecho observado por los musicólogos es que la sociedad evoluciona más rápido que los géneros musicales entonces estos géneros son redefinidos al cambiar el contexto .Esta sería la razón por la cual ya la salsa no identifica al barrio latino de nueva York sino a toda América Latina.


Ahora bien, si el aspecto anterior no se puede negar en los actuales tiempos de globalización y si nos trasladamos mentalmente al Harlem español a finales de la década del 60 ¿Por que no aceptar también que los jóvenes rebeldes del barrio enían que redefinir la música popular caribeña para enfrentar el avance anglosajón con su rock globalizante?

Me parece que los cubanos deben sentirse orgullosos porque fue la vía afrocubana en la estructura de la salsa la apropiada históricamente para la defensa de lo último que le queda a una comunidad: Su identidad.

Observen que decimos “apropiada históricamente”, es decir, fue un hecho musical espontaneo que se dió en un contexto histórico social especifico que unió más a los latinos.
En los procesos creativos musicales colectivos no es correcto utilizar la palabra robo o plagio, pero la visión taxonomista dieciochesca de la salsa ve robo y plagio del son cubano.
Esa visión confunde el robo del repertorio cubano con apropiación de la estructura del son.
La música no se puede robar porque ella misma se autosecuestra , pedirle a la música cubana que se quede en su casa y que no invada otros terrenos,latitides y gustos como, por ejemplo, el barrio latino de Nueva York es un absurdo porque eso es inevitable.

Y en esa inevitabilidad de la música más contextos históricos sociales específicos es donde surgen los procesos creativos que en la música popular pueden tomar las formas más diversas que van desde la fusión, la hibridación, cruzamientos, apropiación, intergeneros, la imitación hasta las singularidades.

En la apropiación musical que es el caso de la salsa, grupos humanos toman posesión de elementos musicales exógenos implicando un proceso creativo a través de una selección critica, adaptación de elementos funcionales, estructurales y tematicos.La apropiación termina en un nuevo sistema funcional, estructural y de patrones que no son explicables como una suma de la músicas padres .Como dice el sabio cubano Fernando Ortiz:”La criatura siempre tiene algo de ambos progenitores pero también siempre es distinta de cada una de las dos". No se puede negar la nueva calidad del producto, son procesos netamente creativos.

Escuchemos :
Naci moreno Lugui texidor (pista 5)
Album Habana jam 1979
Fania All Stars

Los enemigos de la salsa cacarean siempre que el término fue una etiqueta comercial para el mercadeo de una mercancía llamada “salsa” pero en realidad lo que se estaba vendiendo era son cubano.

Hasta aquí el análisis es correcto y todo el que tenga un mínimo conocimiento de la sociedad capitalista lo acepta con la observación que también el son cubano es una mercancía. Pero la verdad se devela por aquello del fetichismo de las mercancías. La mercancía se vendió porque se le agregó valor con nuevas significaciones, de lo contrario nadie hubiera comprado el viejo son cubano.



Escuchemos:

Un tema inspirado en el barrio, es decir en el Este de Harlem, Spanish Harlem , segregación étnica conocido también como el gueto con mayoría de inmigrantes puertorriqueños.

Se trata de

Mi Gueto ( pista 6))
-Kent Gomez y su orquesta 1971

Pero los taxonomistas con sus obsesiones clasificatorias todavía insisten en clasificar la salsa como un subgénero del son cubano.

No ven su estructura libertaria basada en diversos ritmos y géneros que aluden a diversas territorialidades y tiempos, pero ¯distinta a la música latina de las décadas anteriores que¯ se identifican más a unas maneras de hacer música con unas formas establecidas dadas (unos géneros).

(Quintero Rivera 1998:213) dice:
"Más que una música de cualquier nación, la salsa desafía el concepto tradicional de cultura nacional –de una clara ubicación territorial- para mostrar la heterogeneidad y las diferencias, demostrando la fuerza de maneras distintas de expresar y sentir territorialidades y tiempos".


Una visión más profunda nos lleva a concluir que la evolución del son cubano era inevitable.De su porvenir no se podía esperar un retorno al viejo son cubano.

Su apropiación como parte estructural de la sala en un contexto no cubano es un hecho musical que desconcierta a los musicólogos,

Otro argumento en contra de la salsa es la tesis según la cual el son cubano no deja de ser son cubano por el hecho de interpretarse en otras latitudes, con ormatos orquestales, instrumentos, fusiones con otros ritmos y sonoridad diferentes. La refutación es sencilla, es son cubano para algunos usuarios pero para otros es salsa.

Para finalizar podemos concluir con Rubén López Cano que en aquellos bonitos tiempos salsa fue lo que la gente hizo con la música y lo que hicieron con la música es lo que es la música.
No tiene sentido hablar de la estructura musical de la salsa independientemente de la significación que tiene para la comunidad

Escuchemos:
Se me olvido que te olvide
Conjunto folklórico experimental nuevayorquino
Álbum conceptos en unidad

GENESIS DE LA SAL SA POR OBATALA PADRE